Mario
Mamá, «¿me cuentas un cuento para dormir? Érase que se era un lugar bastante cercano donde para cada cuento que se contaba, para cada cuento que se leía, las letras eran feas, ridículas y contrahechas, como si los niños sólo pudiesen leer y entender la fealdad.
Pero hete aquí que Mestre Patau, el mago tostado, decidió zanjar el asunto y usando sus poderes vectoriales, embelleció las letras de los cuentos para que éstas fuesen acordes al genial genio que todos los niños tiene dentro. Bien hechas pero alegres, que la bondad no está reñida con la alegría».
De sólida construcción, suave, redondeada, llena de vitalidad, de generosas curvas y aún más generosas proporciones y ojo medio, que le confieren a la letra la vitalidad y la frescura necesaria para su uso en proyectos donde la formalidad no sea un requisito.
Gamberra pero bien construida, a pesar de no hacerle caso a los gromenauers ni a la alineaciones formales, sin simetría en las astas es, a pesar de ello o gracias a ello, un tipo fresco, jovial pero perfectamente legible.
¡Una ración de frescura en sus cuentos!